viernes, 29 de agosto de 2008

Y no es que no supiera

que el amor es así,

tan terriblemente azaroso

y virulento.

No es que no supiera

que en el amor se debe

andar con cuidado,

de puntillas,

deambular en él con la

gracia de un insecto,

distraerse de sus misterios,

inhibir todo rastro de

curiosidad felina

para no sacudirlo

de su agudo letargo.



El amor es la razón que duerme.



Es el díscolo de la lógica,

el eterno sinsentido que

provoca y desorbita,

la trampa más ingenua,

la moneda más leonina.



Es la entrega suspicaz

de un eterno beso aleve,

la única y primitiva causa.

El motivo.







jueves, 7 de agosto de 2008

De lo cadencioso a lo errabundo.

De lo silencioso a lo tibiamente canalla.

De lo recóndito a lo ficticio.

De lo real a lo afrodisíaco.

-¿Ya-no-me-extrañas?-


Miréia: ¿Por quién doblan las campanas?

-Darle agua al vencido-